
Au Piano Vert fue una fromaggerie situada en la calle Salamanca, especializada en cocina francesa. En su entrada había un piano, evidentemente, verde. Color, también, de las letras de su pizpireto rótulo
Su dueña, Sole Fillol, no solo sabía tocarlo, sino que había estudiado la carrera de piano. Aunque ella, en realidad, lo que quería era ser actriz, tal y como le confesó a Mª Ángeles Arazo en una entrevista.
Cuando se casó se marchó a vivir unos años a París. Fue su marido quien le puso en contacto con el mundo de la hostelería a través de un restaurante que tenía en la calle Bailén. Cuando Sole se quedó viuda lo traspasó. Un día cenando en Madrid en una fromaggerie se le encendió la bombilla.
En la carta de su Piano Vert se podía elegir entre la fondue de queso, la fondue de carne, crepes, la raclette, doce especialidades de queso, seis de patés, un cóctel de espárragos con una salsa secreta, ensaladas, postres…
Con semejante oferta no resulta extraño que Georges Moustaki, en una de sus visitas a València (evidentemente no en la de 2009 en la que tuvo que abandonar, por motivos de salud, el escenario del Palau de la Música después de interpretar solo cinco canciones) decidiera probar las delicias del restaurante. No fue el único cliente ilustre, también Juan Antonio Bardem o José Antonio Labordeta se sentaron en sus mesas.
Pero, volviendo al músico de origen egipcio y militancia francesa en el Au Piano Vert, muy contento debió de quedar con los sabores de los platos que probó porque aquella velada la concluyó, de manera espontánea, tocando ese piano verde que había en la entrada (seguramente más por decoración y/o recuerdos personales de su dueña que por razones musicales) y que también daba nombre al establecimiento. Más si cabe a partir de aquel inolvidable día.
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