
Han pasado más de treinta años años, pero seguramente hoy en día el resultado sería el mismo. O más pacato aún. Hablamos de una encuesta que publicó el diario Levante el 15 de octubre de 1992 a políticos valencianos, siguiendo una similar publicada por la revista francesa Actuel.
Eran tres preguntas, pero nos centramos en la primera (las otras hacían referencia a escaquearse de la mili y a haber sido infieles), que les interrogaba sobre si habían fumado alguna vez un porro.
De las treinta personas encuestadas (solo dos mujeres en el listado, la entonces alcaldesa Rita Barberá y la diputada del PSOE en las Cortes Carmen Monzó), únicamente cinco reconocieron haberlo hecho.
Ese quinteto los conformaban tres políticos del PSOE (José Asensi, Alfonso Arenas, Manuel Mata) y dos de EUPV (Manuel Madolell, Pasqual Mollà). Todos dejaban claro en su respuesta que hacía bastante tiempo de ello. Mata, además, confiaba en que aquello que en su día formaba parte de una manera de entender la vida no lo hicieran las generaciones futuras.
Dos políticos, ambos de EUPV, esquivaron contestar. Albert Taberner (entonces portavoz en las Cortes) se limitaba a decir que había sido un gran fumador de tabaco. Pedro Zamora fue más contundente, negándose a responder porque le parecía una pregunta improcedente.
Entre quienes dijeron que nunca habían fumado un porro había respuestas que parecían hechas bajo el efecto de uno de ellos. En el bando del PP, José María García Margallo confesaba que siempre … le habían dado pánico; Daniel Ansuátegui (en tránsito hacia el grupo mixto cuando contestó) mostraba curiosidad … por conocer su color; y Manuel Ortuño (adelantándose al ayusismo) sentenciaba que… eso era cosa de socialistas. Fernando Giner (entonces en UV), por su parte, dijo que no sabía lo que eran.
Pero si hubiera que dar un premio a la respuesta más marciana se lo llevaría el diputado del PP Manuel Ramírez. Después de contestar que nunca se había fumado un porro, hacía mención a la época de los guateques que él vivió y lo ingenuos que eran. Para certificarlo contaba que en aquellos años había quienes creían que si echabas la roña de las uñas en las copas de las chicas la bebida se convertía en un afrodisiaco.
Resulta muy tentador hacerse la pregunta de si hoy se podría llevar a cabo esta encuesta. Si los políticos, ultracontrolados por asesores y esclavos de las redes sociales, accederían a responder. Y si de hacerlo, lo harían con libertad y sin pensar en consecuencias electorales.
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